Las crisis de los partidos
Con el respeto que me merecen algunos colegas editorialistas que magnifican los problemas de las instituciones quiero hoy referirme a algunas de las fortalezas que tenemos en nuestro país que se ha construido con el esfuerzo de muchas generaciones de hombres y mujeres de todas las edades quienes han sabido empujar los cambios indispensables en cada etapa de la vida nacional y de las distintas regiones que constituyen la república mexicana.
Es frecuente que se hagan afirmaciones estridentes, alarmistas y hasta apocalípticas frente a las grabadoras y las cámaras de la televisión, por ejemplo: que Carlos Salinas de Gortari ha sido el peor presidente de la historia; que Felipe Calderón Hinojosa ha sido el presidente más vinculado con el narcotráfico; que Vicente Fox Quesada ha sido el más tonto; que Enrique Peña Nieto el más frívolo de todos y podría seguir pero me basta señalar que nuestros gobernantes quizá no hayan sido los peores, tampoco los mejores pero son seres humanos que realizaron esfuerzos serios por trascender.
En ese sentido también es frecuente que se hagan afirmaciones irresponsables sobre nuestro sistema de partidos, sobre las instituciones electorales y sobre la conciencia de los mexicanos a la hora de elegir a sus gobernantes; si hiciéramos caso a las afirmaciones de muchos articulistas, el PRI ya estaría muerto, el PAN estaría liquidado y MORENA no tendría futuro porque estas organizaciones, que son algunas de las principales, tienen varias crisis internas bastante conocidas, sin embargo, gozan de cabal salud y han formado gobiernos a nivel federal, local y municipal. Partidos más pequeños como el Verde, y el del Trabajo también han aprendido a sobrevivir a los cambios.
Trataré de explicarme: en México contamos por fortuna con tres partidos políticos más o menos sólidos comenzando con el PRI que es el partido histórico del que se ha escrito mucho porque ha permeado la cultura política de los mexicanos; quizá se pueda afirmar que quienes participan actualmente en los asuntos públicos, incluyendo el presidente Andrés Manuel López Obrador y nuestro aun gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, abrevaron en la cultura priista que sigue siendo la dominante lo cual es normal si consideramos que, como organización supuestamente del centro, ha sido refugio de conservadores pero también de izquierdistas convertidos a la “institucionalidad”.
La derecha está dignamente representada por el PAN con su ideología empresarial, por su desdén hacia el asistencialismo al que consideran populismo o intentos de llevar a México al socialismo lo cual es ridículo como lo asumen los panistas más inteligentes quienes sueñan con una derecha ilustrada como la europea, lamentablemente Josefina Vázquez Mota no puede compararse con la conservadora alemana Ángela Maerkel, ni Diego Fernández de Cevallos tiene las capacidades del británico Boris Johnson de tal suerte que los panistas siguen siendo un grupo de conservadores rústicos.
El caso de MORENA es distinto, es un partido emergente que logró constituir un invencible frente electoral que minimizó a los partidos tradicionales cuyos representantes siguen azorados ante el crecimiento del presidente AMLO quien, contra todo pronóstico, cuanta con el respaldo de las autoridades de los Estados Unidos para cerrar la pinza contra los políticos corruptos y así cumplir con una de sus promesas principales de campaña; es tal la confianza presidencial en las posibilidades de llevar a los tribunales a los políticos delincuentes que hasta ha formado un instituto que se dedica exclusivamente a devolverle al pueblo lo robado.
En ese contexto me permito sostener que las crisis de los partidos son normales, como naturales son también las crisis en los gabinetes pues en democracia no hay uniformidades, sin embargo, la clase política y algunos de sus voceros en los medios, siguen sin romper el paradigma y piensan del modo priista escandalizándose cuando hay cambios en la cúpula gubernamental o exagerando las controversias internas de los partidos políticos; creo que es el momento de que, quienes consideramos que la política es una ciencia, debemos entender que las organizaciones crecen cuando son capaces de dirimir sus diferencias mediante el diálogo y el respeto de los acuerdos.
La reflexión anterior me lleva al tema de los llamados gobernadores federalistas que son de diferentes partidos: Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas), Francisco Domínguez (Querétaro) y otros son panistas; en cambio, Miguel Ángel Riquelme (Coahuila) es priista pero también están Jaime Rodríguez y Enrique Alfaro (Nuevo León y Jalisco, respectivamente) quienes son “independientes” o el único mandatario estatal perredista Silvano Aureoles (Michoacán); vale destacar que hay gobernadores priistas y panistas que llevan excelentes relaciones con el presidente de la república quien se ha esmerado por respetarlos a todos independientemente de su origen político.
Con lo dicho quiero subrayar que el hecho de que algunos gobernadores del PAN se digan “federalistas” no ha causado ninguna crisis al interior de ese partido conservador; tampoco el hecho de que el coahuilense Riquelme respalde a los “rebeldes” le ha provocado algún problema con el tricolor; el michoacano Aureoles no tiene quien le cuestione porque es el único gobernador del sol azteca y El Bronco y Alfaro los únicos conflictos que tienen son con ellos mismos; por fortuna los partidos están saludables.
Correo: amlogtz@gmail.com
Ambrocio López Gutiérrez
Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de Ciencias, Educación y Humanidades.
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ